Un río efímero
de detergente y agua
desciende sobre las piedras
calientes.
Siento la húmeda caricia
del vapor que emanan.
El sol ha golpeado
sin piedad las calles,
que respiran ahora
tranquilas
bajo la guardia
de la luna llena.
Cine al amparo de las
estrellas,
películas de amores
perdidos
y tiempos pasados.
De encantador sufrimiento
y quebrado encanto.
Colores y formas revistiendo
la noche,
sobre el muro encalado
de un patio de vecinos.
Aroma a jazmín, sillas de
plástico
y palomitas rancias.
Y al girar la esquina,
el riachuelo que discurre
misterioso
en medio de la ciudad,
como una serpiente plateada
sobre el pavimento de piedra
antigua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario