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jueves, 18 de junio de 2020

Cine de verano


Un río efímero
de detergente y agua
desciende sobre las piedras calientes.
Siento la húmeda caricia
del vapor que emanan.

El sol ha golpeado
sin piedad las calles,
que respiran ahora tranquilas
bajo la guardia
de la luna llena.

Cine al amparo de las estrellas,
películas de amores perdidos
y tiempos pasados.
De encantador sufrimiento
y quebrado encanto.

Colores y formas revistiendo la noche,
sobre el muro encalado
de un patio de vecinos.
Aroma a jazmín, sillas de plástico
y palomitas rancias.

Y al girar la esquina,
el riachuelo que discurre misterioso
en medio de la ciudad,
como una serpiente plateada
sobre el pavimento de piedra antigua.



lunes, 1 de junio de 2020

Día 13: Autorretrato


Ojeras como surcos al pie de una carretera, profundas e incurables porque soy miope y nunca duermo bien.

Cráteres, cicatrices testimonio de un terrible acné que me amargó la adolescencia. Soñaba cada día con arrancarme la piel.

Me avergonzaba que todo el mundo pudiese ver aquello. Que pudiesen verme a mí. Es entonces cuando empecé a tener un sexto sentido tan inútil como imaginario, una voz que insinuaba a cada momento que cualquier susurro de cualquier persona en un radio de diez metros sería seguramente una burla sobre mí.

Tampoco me gustaba mi nariz. Demasiado grande, demasiado rara. El pelo y los ojos oscuros, estándar, corona mediocre en un rostro sin gracia.

Empecé a pensar que si de verdad me esforzaba en ocultar todo lo que era, quizá podría engañarlos. Quizá podría hacer a la gente creer que yo también era bonita y feliz y normal.

Niña fea y triste y rara, nunca me pude librar de ti.

                  Hoy me miro al espejo y veo lo que veía entonces.

                                   Hoy una certeza me atrapa:
                                                                                   es inútil huir.